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¿Cómo nos va intentando ser humildes?

¿Cómo nos va intentando ser humildes?
Liderazgo inclusivo

En nuestra tarea de ser líderes incluyentes, uno de los valores que debemos cultivar es la humildad. Y uno de los aspectos que integra este valor es nuestra capacidad para admitir nuestros errores, saber que estamos en constante proceso de aprendizaje, y que equivocarnos hace parte del camino. Podemos cometer errores y podemos pedir disculpas.

Pero ¡cuidado! No podemos hacer de esto un discurso y recurso que nos haga perder de vista el impacto que generamos, y con ello desligarnos de la responsabilidad de nuestras acciones. Con frecuencia se constituye como un mecanismo de defensa que nos protege de la evaluación del otro, y nos encontramos con declaraciones como: “soy humano, me equivoco, y seguramente me vuelva a equivocar”, “¡Lo siento!”, “¿Qué más quieres que te diga?”. Este tipo declaraciones cortan la conexión, y con ello toda posibilidad aprender y co-construir nuevas maneras para evolucionar hacia dinámicas de trabajo más inclusivas.


Entonces, ¿Cómo mostrar que somos falibles sin caer en el cinismo de no reconocer ni asumir el impacto de nuestras acciones?

A continuación comparto algunas preguntas que pueden ayudarnos a cuestionar nuestras creencias y prácticas de la humildad.

1.      Presta atención a tus pensamientos y creencias sobre la humildad:

¿Te has encontrado alguna vez diciendo cosas como “yo soy/me considero una persona humilde”?

Aquí te invito a contrastar tu perspectiva sobre ti mismo con otras personas. Pregunta a quienes son diferentes a t cómo te perciben y por qué. Y en el proceso, genera un espacio de seguridad psicológica para que las personas se atrevan a ser honestas en su compartir.  Recibe ese feedback con apertura. De hecho, este será un buen ejercicio para continuar desarrollando tu humildad al mostrar que puedes aprender de vos mismo/a, a partir de los lentes y las experiencias de otras personas, y a aprender de tus errores. Puedes empezar a registrar qué tanto incorporas en tu percepción sobre ti mismo/a, la información que te traen otras personas, vs qué tanto te empeñas en convencer a las otras personas de tu propia autopercepción (muchas veces limitada).

2. Identifica qué significa para ti ser “mejor persona”:

¿Te has llegado a considerar mejor persona que otras que viven de maneras diferentes a las tuyas?  (Por ejemplo: ¿mejor persona que quienes deciden seguir una dieta alimenticia o espiritualidad diferente a la tuya?).

Con frecuencia, ¿una de tus motivaciones principales para embarcarte en nuevos desafíos de crecimiento personal y profesional, es porque quieres ser mejor persona?

Te invitamos a reflexionar con las siguientes preguntas: ¿Qué significa para ti ser mejor persona? ¿Te piensas mejor persona que quién o que quienes? ¿Cómo te hace sentir el saberte mejor persona? y eso, ¿en qué lugar te pone con relación a esas personas y con qué rol? 

Es legítimo e importante que queramos crecer, aprender y ser cada día mejores. Pero revisa el para qué. Es importante no caer en una superioridad moral. No hay humildad sin respeto por la identidad, la historia, y la experiencia de las otras personas. No hay humildad si no reconocemos el valor y las capacidades de quienes son diferentes a nosotros, y nos valoramos de igual manera.

3. Reflexiona desde dónde compartes lo que sabes:

¿Disfrutas de enseñar a los demás? ¿De compartir tus ideas, descubrimientos y conocimientos y curiosidades varias?

Pregúntate qué es lo que disfrutas y te gusta de esto. ¿Será tal vez el ver cómo las personas quedan encantadas por lo que sabes y conoces? ¿Será la sensación de poder y superioridad que te genera esa relación o lugar en la conversación? ¿Es la droga que te permite mantener tu autoestima en niveles aceptables para ti mismo/a? ¿Buscas que te validen de esta manera? ¿Cómo te sientes cada vez que lo haces? ¿Qué tanto compartes sobre el cómo aprendiste lo que aprendiste, y de quién lo aprendiste (con nombre y apellido)?

No existe humildad cuando lo que buscamos es encantar o deslumbrar, ya sea consciente o inconscientemente.

El “intentar” mostrarse humilde (sin ser algo genuino) aparece muchas veces como un recurso para evitar reconocer y asumir el impacto de nuestras acciones. Es un mecanismo de defensa que corta la conexión. Al no relacionarnos de igual a igual con las demás personas, valorando de igual manera nuestras identidades y experiencias, se imposibilita la evolución hacia una relación de mayor equidad e inclusión.

Entonces, ¿cómo nos va intentando ser humildes?  Creo que lo importante es recordar que la humildad es algo que debemos cultivar y examinar todos los días. Y no algo que ya somos.

Shirley Saenz
Shirley Saenz

Cross-Cultural, Diversity, Equity and Inclusion Expert. Expert Panelist de los Global, Diversity, Equity & Inclusion Benchmarks (GDEIB). Shirley es la Directora de Iceberg. Cuenta con más de 12 años de experiencia en el mundo corporativo y en 10 países de América Latina. Certificada en liderazgo inclusivo, inteligencia cultural, y benchmarks globales de DEI. Shirley tiene un profundo conocimiento de la diversidad cultural de América Latina y experiencia suficiente facilitando conversaciones estratégicas en DEI con niveles directivos y de liderazgo.

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