Blog

Ver el Mundial Qatar 2022: ¿Una Microagresión?

Ver el Mundial Qatar 2022: ¿Una Microagresión?
Identidad y sesgos inconscientes

Reflexiones sobre Qatar 2022

Como cada cuatro años, me encontré pensando en esta época en la que no importa qué haga, donde esté o con quién conviva, no puedo escapar a la afición que se vive prácticamente en cada esquina, a los gritos genuinos de emoción y entusiasmo que emanan del Mundial de Futbol, mismos que silencian e invisibilizan discriminaciones cotidianas que hoy siguen estando vigentes no en Qatar, sino en nuestro país.  


Este texto no pretende señalar ni hacer juicios sobre las personas. No se trata de decir que quienes ven el Mundial deben estar en la mira y están haciendo algo malo, y quienes no lo ven son personas 100% conscientes y buenas. No existe tal binarismo. Esto es más bien una invitación a reflexionar y compartir perspectivas. 


Nunca me gustó el Fut 

O mejor dicho, siempre traté de que me gustara pero no lo logré. Traté de platicar y tener algo qué decir cuando mis amigos de la escuela hablaban de jugadas a nuestros apenas siete años, para comentar algo con mis amigos en la preparatoria y así pertenecer, o para hacer conversación en el trabajo y tener mejor engagement con quien platicaba. Lo cierto es que nunca lo logré. 

Desde pequeño, generé cierta resistencia a ese ambiente relacionado con el futbol. Porque siempre es un ambiente marcado por lo masculino, un ambiente donde se viven claramente las reglas de la heteronorma y las expectativas de lo que es ser hombre.  Y yo, al ser un hombre gay, siempre sentí incomodidad y miedo a ser señalado, insultado o excluido, como veía que sucedía con otras personas. 

Sé bien que hay muchos contextos y espacios en los que personas LGBT+ han impulsado su participación alrededor del balompié, pero me refiero al futbol en sus expresiones cotidianas, en los contextos más comunes y cómo eso norma las relaciones interpersonales, laborales e incluso y más importante, las familiares. 

Por eso, en esta edición de Qatar 2022 me planteé varias preguntas al respecto. No porque no me gustara el futbol, sino por lo que sucede culturalmente alrededor de este deporte.  


No se permiten gays 

Es bien sabido el contexto homofóbico y de privación de derechos humanos que sucede alrededor del Mundial de Futbol en Qatar. Parece irreal que hoy por hoy este evento, de los más importantes del mundo, se esté llevando a cabo en un lugar que prohíbe y castiga a personas como yo. 

Por eso me pregunté si ver el mundial sería adecuado. La respuesta fue clara: no. ¿Pero por qué?  

Después de platicar con otras personas y reflexionar al respecto, no podía evitar pensar al Mundial como una forma de microagresión, una del tipo ambiental. 

A lo largo de mis 32 años he caminado por la calle sintiendo miedo si le agarro la mano a mi pareja, o si demuestro actitudes femeninas o fuera de la norma, esa que nos dice qué es ser hombre, y qué no, de manera silenciosa, imperceptible pero poderosa.  

Por supuesto que he recibido miradas de sorpresa y de repulsión cuando “se ve” que soy gay, y aunque nunca me han agredido físicamente, el temor a que eso ocurra siempre es una amenaza, sobre todo cuando estoy en lugares donde percibo este ambiente hipermasculinizado. De esos donde se habla de mujeres como un premio, donde se busca quién es el más macho. 

Por eso pensaba que, permitir que un evento de tal magnitud como lo es el Mundial de Futbol en un lugar que prohíbe o niega la existencia de personas como yo, suceda sin más contrapesos, lo vivo como microagresiones porque refuerza esta idea de que debemos escondernos y actuar de cierta manera, de lo que nos debe gustar, de cómo debemos hablar o actuar, y a quién debemos amar.  

Como hombre gay, no trato de generalizar mi experiencia, pero estoy seguro que muchas otras personas como yo, hemos vivido parte de nuestras vidas ocultando nuestra identidad, para evitar ser señalados, excluidos y violentados. Darle la vuelta a eso y escapar de esa autopercepción es un camino que para muchas personas puede ser sencillo y corto, y para otras muy largo y extenuante. 


Alliadxs, esta es su oportunidad 

Si bien estoy consciente que ha habido protestas de algunas selecciones como la alemana, que han impulsado algunos simbolismos para señalar estas discriminaciones y violaciones a los derechos humanos, ¿No tendría más impacto y sería más coherente que ese equipo (y muchos otros) se hubiera retirado?  

Vivimos una realidad que celebra los avances en la protección a los derechos humanos y a los derechos de las personas LGBT+. Generamos leyes, instrumentos e instituciones que defienden esa bandera, pero en este contexto ¿no hacemos nada? 

Eventos como Qatar 2022 comunican y refuerzan de alguna manera que mi identidad está castigada por algo que no puedo cambiar o escoger. Es decir, simbólicamente el mensaje es que las personas LGBT+ estamos prohibidas o debemos permanecer ocultas. Solo existimos en la clandestinidad, en la ilegalidad. Esto minimiza el problema de las inequidades y justifica el trato desigual. 

Imagina que tú y tu amigo, amiga o amigue, acuden a un bar, y esa persona no es admitida por “quien es” y tú sí, ¿qué haces? Seguramente pides una explicación y exiges el acceso, o tal vez optes por no acudir a este lugar puesto que quien lo dirige está reproduciendo prácticas de discriminación.  

Siguiendo el mismo ejercicio, imagina ahora que no te sucede a ti, sino a quienes están adelante en la fila. ¿Qué haces? Tal vez sí entras al lugar porque no estás conectado o conectada con esas personas. Creo que algo similar ocurre con el Mundial. 


¿Tú, qué opinas? 

En México, de acuerdo con la ENDOSIG 2018, seis de cada 10 personas que reconocieron su orientación sexual o Identidad de género (no normativa) declararon haber experimentado comentarios ofensivos y negativos en la familia y en su vecindario. Una de cada cuatro personas reportó haber sido víctima de agresiones físicas en su vecindario, y una de cada cuatro en la escuela. 

Permitir que quienes organizan el evento, quienes lo consumen, y quienes participan activamente en él, no tomen en cuenta estas violaciones, no solo deja ver la falta de compromiso por entender estas inequidades, sino que justifica esas reglas y dinámicas excluyentes y discriminatorias. 

No mirar el Mundial, desde mi punto de vista, simboliza adoptar una postura firme y de apoyo hacia las personas LGBT+, significa reconocerlas, valorarlas y no permitir formar parte de algo que sigue reproduciendo estereotipos, prejuicios y las mismas desigualdades históricas.  


Jorge López
Jorge López

Experto en diversidad, para Iceberg Cultures of Inclusion.

Whatsapp