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¿Quieres lograr mayor autenticidad y ser más incluyente? ¡Integra tu ego!

¿Quieres lograr mayor autenticidad y ser más incluyente? ¡Integra tu ego!
Liderazgo inclusivo

Sí. Tal como acabas de leer. Conocer e integrar tu ego puede darte como recompensa el poder ser y expresarte con mayor autenticidad, y a la vez ser más incluyente a la hora de relacionarte con las personas.


Empecemos por el principio. ¿Qué es el ego?

Sobre el ego hay muchas definiciones y corrientes, desde la aristotélica hasta las que se trabajan en el mundo de la meditación y del coaching. Hoy quiero acercarles una definición que encontré en el Podcast “Se Regalan Dudas” con el Coach Ontológico y creador de el Método Watson Gabriel Carrillo, y que me resultó muy útil para nuestro propósito de promover culturas de trabajo incluyentes. El ego es una parte de nosotros que se construye para protegernos. Así es, el ego tiene una función noble: protegernos de cosas que pasaron y que nos hicieron daño o sentir juzgados, criticados o rechazados – y que no vuelvan a pasar. Hasta aquí, todo bien. El problema aparece cuando el ego se apodera de ti y ves y vives todo a través de tu ego. Cuando creas a partir de tu ego tu vida, tus sueños y tus relaciones. Al querer protegernos, el ego también nos limita. Hace que se activen nuestros mecanismos de protección y defensa cuando en realidad no son necesarios, y entonces nos mantiene en nuestra zona de confort y nos hace reaccionar de maneras que nos limitan. El ego es esa voz o narrativa interna que nos alerta, que nos dice: “¡Escucha! Así nos fue antes, así que cuidado porque todo eso nos puede volver a pasar”.


¿Cómo se forma y se manifiesta el ego?

Los egos tienen distintas formas y se manifiestan de diversas maneras. Cada persona tiene un ego único, ya que el ego se forma a partir de las historias de las personas. Hay egos que se forman a partir de experiencias de bullying, violencia o discriminación, por ejemplo bullying en el colegio por no comportarse como un “hombre de verdad”, o por estereotipos y microagresiones asociadas a tu nacionalidad, por ejemplo “argentinos arrogantes”. En contraste, otros egos se forman a partir de los consejos amables y amorosos de con quienes crecimos, por ejemplo; “Hija, cúbrete todo el cuerpo, que no te vean para no dar oportunidad a que te acosen o violen”.

Según cómo haya sido nuestra propia historia, hay egos que se manifiestan de maneras muy fuertes y a veces agresivas (activas o pasivas), con modos de arrogancia, soberbia, frialdad e indiferencia. A veces se manifiestan cuando eres la persona que tiene que saber más, la más carismática o divertida.

Hay otros egos que se manifiestan en forma de perfeccionismo y autoexigencia. Por ejemplo, cuando por causa de tu identidad (ya sea edad, género, identidad sexual, color de piel, etc.), tu capacidad y profesionalismo se ponen en duda. Entonces siempre sientes que tienes que prepararte y esforzarte el doble o el triple para demostrar que eres capaz, y lo haces, incluso cuando no es necesario. Aquí nuestro ego nos dice: No me puedo equivocar, no puedo mostrar errores porque mi imagen siempre está en juego. Si soy una persona perfecta, puedo evitar que la gente me vaya a lastimar o a castigar. El ego también se manifiesta para evitar que no te juzguen o rechacen por los estereotipos de tu grupo demográfico, por ejemplo “mujeres”. Y entonces empiezas a hablar mal de las mujeres, a argumentar que no eres como las mujeres en general, y que es mejor trabajar con hombres.

Independientemente del tipo de ego, cuando éste nos controla, puede hacer que lastimemos profundamente a las personas con las que nos relacionamos, y también a nosotros mismos.


¿Qué hacer con mi ego para lograr mayor autenticidad y ser más incluyente en mi día a día?

1. Identifica tu propio ego

Claramente no es una tarea fácil. Es un camino de autoconocimiento. Hay egos muy arrogantes y otros muy humildes, hay egos víctimas y egos victimarios, egos visibles y egos más ocultos, lo importante es conocer el tuyo y cómo se manifiesta en ti, según tu historia.

La buena noticia, es que hay algunos momentos clave en los que suele aparecer, y en los cuales puedes estar más consciente para poder identificarlo. Tu ego grita cuando estás a punto de hacer algo que considera riesgoso. Te grita: ¡No lo hagas! ¡No propongas esa idea! ¡No alces la voz ante ese comentario racista! ¡No te vistas de esa manera! – y además cuando lo haces, – te vuelve a gritar: “Te dije que no lo hicieras, ahora va a pasar esto y aquello!»

También hay algunas preguntas clave que te puedes hacer para identificar a tu ego: ¿cuál es ese deseo o sueño genuino que siempre tuve y por qué no lo he hecho?. Verás que ahí aparece la narrativa interna que intenta protegerte. Otras preguntas pueden ser ¿cómo reacciono ante un juicio, estereotipo o ante el rechazo? ¿Cómo reacciono ante ideas e identidades diferentes a las mías?

Si identificamos dónde y cómo se detona nuestro ego, podemos saber exactamente en dónde tenemos que trabajar.


2. No le declares la guerra a tu ego, obsérvalo con compasión y reconócele lo que te ha ayudado a lograr

Pelearte con tu ego, es pelearte contigo mismo o misma, y esto puede ser muy costoso. Practica la autoaceptación y el amor propio, entendiendo que en ese momento somos el resultado de nuestra historia. Adicionalmente, reconoce también todas las conquistas y logros que te ha permitido alcanzar tu propio ego. Por ejemplo, en el caso de un ego perfeccionista, seguramente haya sido clave en tu propio desarrollo y éxito profesional, ya que tanta preparación debe haber dado sus frutos. Pero a su vez también acepta que el costo puede haber sido vivir ese crecimiento desde la tortura, la ansiedad, la angustia y la pesadez. Y pregúntate, ¿es así cómo quieres seguir creciendo?


3. Conversa con tu ego, luego decide y actúa de manera consciente

Pregúntale a tu ego de qué te quiere advertir y de qué te viene a proteger. Y con esa información decide si es realmente necesario actuar desde tu ego o no. Normalmente cuando decido hacer lo contrario a lo que mi ego me dice, estoy en expansión y crecimiento, independientemente de que la situación se resuelva o no como me gustaría.


4. Separa a tu ego de tu personalidad 

Hay egos que están tan presentes en nosotros y que gobiernan tanto nuestros pensamientos, acciones y decisiones, que los confundimos con nuestra personalidad. Creemos que es nuestra personalidad, y los demás también lo creen fácilmente. Pero no lo es, es nuestro ego queriendo defendernos de algo que cree que nos amenaza o nos pone en riesgo. Dicha aparente personalidad (ego), puede hacernos creer que una persona, por su personalidad, no confía en sí misma cuando en realidad sí, pero su ego la limita. O que una persona es el alma de grupo por la cantidad de chistes y comentarios que hace, cuando en realidad es su ego que le está ayudando a sentirse vista, reconocida o aceptada. O una personalidad supuestamente sabia, informada o culta, cuando en realidad toma palabras, conceptos, ideas y expresiones que escuchó por ahí, y las utiliza sin realmente conocerlas y sin dar crédito, ya que eso le genera admiración y aceptación por parte de los demás.

Gabriel Carrillo cuenta en el podcast que muchas personas, al reconocer su ego dicen: “yo pensé que yo era mi ego, que yo era eso”. Y entonces ahí vienen las mejores preguntas. ¿Qué es ser yo realmente? ¿Cuál es mi yo auténtico? ¿Cómo expresaría mi ser y mi identidad si pudiera gestionar mi ego? 

El mejor regalo que podemos recibir al integrar, y ser empáticos con nuestro ego, es nuestra propia esencia, nuestra autenticidad. Tu ego es el personaje que tu ego muestra para no ser descubierto. Y el costo más grande para ti mismo o misma es no tener tu autenticidad. Quien realmente eres puede estar escondido en el ego y en el personaje que muestra.

Al poder ser y expresarte con autenticidad, podrás relacionarte de manera más libre con las personas, no tendrás la necesidad de acudir a mecanismos de defensa como prejuicios y estereotipos, y mucho menos a las microagresiones. Te será más fácil valorar las contribuciones diversas de las personas y aprender de ellas, pues en lugar de defenderte con arrogancia o indiferencia, podrás integrar, crecer y expandirte con humildad.


Shirley Saenz
Shirley Saenz

Cross-Cultural, Diversity, Equity and Inclusion Expert. Expert Panelist de los Global, Diversity, Equity & Inclusion Benchmarks (GDEIB). Shirley es la Directora de Iceberg. Cuenta con más de 12 años de experiencia en el mundo corporativo y en 10 países de América Latina. Certificada en liderazgo inclusivo, inteligencia cultural, y benchmarks globales de DEI. Shirley tiene un profundo conocimiento de la diversidad cultural de América Latina y experiencia suficiente facilitando conversaciones estratégicas en DEI con niveles directivos y de liderazgo.

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