¿Los idiomas moldean (y remoldean) tu personalidad?
Tener otra lengua es poseer una segunda alma ~ Carlomagno
“No la reconozco, es otra persona” dijo una amiga escocesa a mi madre al visitarme en Francia.
¿Por qué no me reconocía si hacía solamente un mes que no nos habíamos visto?
¿Por qué mi jefe tuvo la misma reacción al escucharme hablar inglés por primera vez? De hecho, no había cambiado nada más que el idioma en el cual me comunicaba.
¿Una cuestión de percepción?
Un estudio de la University of Wisconsin-Milwaukee concluyó que la percepción que se tiene acerca una persona depende del idioma en el cual se expresa.
En el estudio se pidió a un grupo de personas describir la personalidad de las mujeres que aparecían en un anuncio publicitario. Presentaron a los panelistas el mismo anuncio en inglés y luego en castellano. Resultó que la misma mujer fue considerada “independiente” y “arriesgada” cuando hablaba español, y “desesperanzada” y “confundida” al hablar inglés.
De este resultado, podemos sacar dos posibles conclusiones: o la personalidad de la mujer cambió al pasar de un idioma al otro, o su personalidad siguió siendo la misma y lo que cambió fue la percepción de las personas que la calificaron.
En ambos casos, estos cambios en la apreciación de una persona pueden explicar por qué mi amiga no me reconocía. También pueden ayudar a entender porqué la descripción hecha de los expatriados no siempre coincide con lo que se conoce de ellos en su país de origen.
Además de cambiar la manera en la cual percibimos a las personas, los idiomas cambian la percepción del hablante mismo sobre su entorno.
Cuando en el inglés no se obliga a precisar el género, en otras lenguas como el castellano o el francés se exige esta información. En inglés uno puede decir “I spent the morning with a friend” mientras que el hispanohablante tiene que precisar si fue un amigo o una amiga.
Igualmente, lenguas como el ruso, el francés o el español obligan a asignar un género a objetos inanimados. ¿Qué tiene de femenino la barba de un hombre? ¿Por qué “agua” es femenino, pero se vuelve masculino cuando se añade un saquito de té adentro? Un estudio mostró que, según el género que el idioma exige, la gente describe los objetos con características consideradas como masculinas o femeninas. De esta manera, los alemanes describieron un puente (palabra femenina en alemán) como “elegante”, mientras que los hispanohablantes utilizaban adjetivos como “fuerte” o “sólido”.
Entonces, el idioma cambia la percepción que tenemos sobre nuestro entorno. Pero ¿qué impacto tiene esa percepción sobre nuestra personalidad?
¿Una cuestión de adaptación a nuestro entorno?
Al investigar sobre un pueblo aborigen australiano, los Kuuk Thaayorre, Lera Boroditsky, profesora de psicología en Standford, puso en evidencia el impacto que tiene el idioma sobre el desarrollo de las habilidades personales.
De hecho, esa comunidad tiene un sentido de orientación muy bueno. ¿Por qué? Porque para saludar a alguien, Los Kuuk Thaayorre no preguntan “¿Cómo estás?” sino “¿Por dónde vas?”. Además, no tienen palabras para expresar los conceptos de “derecha” o de “izquierda” ya que ¡se orientan con los puntos cardinales! Así que, ¡si uno no sabe ubicarse en el espacio, ni siquiera logra saludar a la gente!
El idioma exige de los Kuuk Thaayorre que sepan ubicarse con los puntos cardinales, mientras que en el castellano o el inglés se conforman con la “izquierda” y la “derecha”, conceptos bastante egocéntricos cuando lo pensamos. En efecto, ubicamos todo en función de nuestra posición personal: a nuestra derecha o a nuestra izquierda.
Es posible afirmar entonces que el idioma que hablamos, o los que aprendemos, tienen cierta influencia en las habilidades que desarrollamos, y por ende en nuestra personalidad
Y tú, ¿qué piensas? ¿Tuviste una experiencia semejante?
Sobre la autora:
Charlène Aurégan (FR)
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