A menos diferencias culturales, más entrenamiento intercultural
Los beneficios de la diversidad van más allá del hecho de traer diferentes perspectivas a la mesa. Agregar diversidad a un grupo hace que las personas crean que pueden existir diferencias, y esa creencia hace que la gente cambie su comportamiento.
Imagina que estás preparándote para presentar un nuevo proyecto en pocos días. Estás anticipando potenciales preguntas, desacuerdos y dificultades en la comunicación porque la persona a quien vas a presentar dicho proyecto es un colega chino. China es un país tan exótico y diferente que te pondrás en la tarea de pensar en las diferencias que existen entre los dos – costumbres, ideas, experiencias, educación – diferencias que no esperarías encontrar con alguien de tu misma cultura. Estás convencido de que tendrás que trabajar duro y prepararte mucho más que de costumbre para explicar y argumentar tus ideas y para pensar en alternativas que respondan a potenciales preguntas o cuestionamientos.
Esto es lo que causa la diversidad cultural: promueve una mayor dedicación en el trabajo y la creatividad, fomentando la consideración de alternativas diferentes.
Existen muchas investigaciones que relacionan la diversidad con la innovación y mejores resultados en las empresas, demostrando que existe una correlación positiva entre estas variables, pero sin dejar en claro que la diversidad es la que precisamente causa dichos beneficios. No obstante, una serie de experimentos realizados en Estados Unidos, nos permiten ver claramente esta relación causal. Veamos como
Denise Lewin Loyd de University of Illinois, Cynthia Wang de Oklahoma State University, Robert Lount de Ohio State University y Katherine Phillips del Columbia Business School, pidieron a un grupo de 186 personas que se identificaran como demócratas o republicanos, luego les dieron a leer un caso de asesinato para que cada uno decidiera quien había cometido el crimen. Después se les dio la instrucción de prepararse para una reunión con otra persona escribiendo un ensayo que argumentara su perspectiva. A todos se les dijo que sus contrapartes estaban en desacuerdo con su postura, pero que tenían que lograr un acuerdo defendiendo su propia posición. A la mitad de los individuos se les pidió que prepararan su caso teniendo en cuenta que su contraparte sería del partido político opuesto, y a la otra mitad que tuviera en cuenta que su contraparte sería del mismo partido.
El resultado: Los demócratas a quienes se les dijo que su contraparte sería de su mismo partido, estaban menos preparados que el grupo al que se le dijo que su contraparte sería un republicano. Los republicanos mostraron el mismo comportamiento. La diversidad despierta una acción cognitiva en nuestro cerebro, cosa que la homogeneidad simplemente no hace.
Experimentos similares se han llevado a cabo con diversidad relacionada a otros aspectos sociales como la cultura nacional, racial o étnica, y los resultados han sido idénticos. Los miembros de un grupo homogéneo “descansan” en la creencia de que van a estar de acuerdo unos con otros, de que van a comprender las perspectivas y creencias del otro, y hasta compartirlas. Pero cuando los miembros de un grupo notan que entre ellos hay diferencias, cambian sus expectativas. Asumen que necesitaran trabajar con mayor esfuerzo para lograr un consenso, lo que conlleva a mejores resultados.
Y lo que es más importante aún, es que estos experimentos han demostrado que cuando escuchamos una idea diferente de alguien que sabemos y somos conscientes de que es diferente a nosotros, provoca que le prestemos mayor atención y reflexión que cuando es una idea que proviene de alguien de nuestra propia cultura. Ahora bien, ¿qué pasa cuando los individuos están trabajando en contextos culturales que no son tan extremadamente diferentes como para percibir como obvias las diferencias culturales? (ej. equipos de trabajo formados por diferentes países latinoamericanos o por diferentes regiones de un mismo país) Es simple. Si queremos generar nuevas ventajas competitivas a partir de la diversidad de nuestros equipos, el entrenamiento intercultural resulta aún más crucial que en situaciones caracterizadas por una alta diferencia cultural. Es indispensable que cada persona esté preparada para asumir y detectar las diferencias antes que las similitudes para estar atento y suficientemente preparado, de lo contrario, la diversidad no generará valor.
¿Has notado como ha cambiado tu desempeño y dedicación al trabajar con contextos multiculturales?, ¿Cómo ha cambiado tu comportamiento?
Shirley Saenz (ella/she)
CEO - Cross-Cultural, Diversity, Equity and Inclusion Expert
Shirley es la Directora de Iceberg y Expert Panelist de los Global, Diversity, Equity & Inclusion Benchmarks (GDEIB). Cuenta con más de 12 años de experiencia en el mundo corporativo y en 10 países de América Latina. Certificada en liderazgo inclusivo, inteligencia cultural, y benchmarks globales de DEI. Shirley tiene un profundo conocimiento de la diversidad cultural de América Latina y experiencia suficiente facilitando conversaciones estratégicas en DEI con niveles directivos y de liderazgo.