Si nos vemos, nos encontramos: El fútbol femenino argentino
Este año (2019) mi sobrina de 5 años me visitó por primera vez en mi casa en Buenos Aires. Mi gran desafío era entretenerla, divertirla y pasarla bien. Adicionalmente, como formador en diversidad e inclusión, tenía el objetivo personal de no utilizar los roles de género para definir el tipo de actividad o entretenimiento. Quería que sea ella misma, libre de imposiciones sociales y culturales. Cuando fuimos a la plaza del barrio, con los abuelos, mi pareja y un equipo de mate, llevé una pelota de fútbol.
Ya en la plaza, mientras tenía la pelota entre mis pies, la pateo suavemente hacia donde se encontraba mi sobrina. Su respuesta fue inmediata: un firme derechazo hacia mí. De repente nos encontrábamos jugando al fútbol. No sólo que se divertía, sino que tenía aptitudes para ello. Lo primero que se me vino a la cabeza no fue un “esta será el próximo Messi”, sino “esta será la próxima Maca”.
El fútbol es el deporte más popular en Argentina, el que tiene más jugadores federados (900.000 en 2019), y el más practicado por la población desde la niñez. Asimismo, nueve de cada diez habitantes declaran ser simpatizantes de algún equipo de fútbol. La Asociación del Fútbol Argentino (AFA) se creó en 1893. Es la octava federación futbolística más antigua del mundo. El torneo de liga es uno de los más antiguos del mundo, detrás de las ligas británica y neerlandesa. Sin embargo, sólo este año se profesionalizó el fútbol femenino. Hoy, por primera vez en la historia, Argentina les manda un mensaje a las niñas del país: “Ustedes también tienen la oportunidad de dedicarse a este deporte a nivel profesional”.
Este mensaje es más poderoso del que nos podemos imaginar. Es decirles a las mujeres del país que pueden seguir sus sueños. Que su género no determina su profesión. Que si tienen talento, este se recompensa. Claro que esto es sólo un primer paso. Aún resta darle mucha visibilidad y seguir avanzando hacia una paridad de género total. La diferencia de sueldos aun es abismal, incluso cuando un equipo femenino genere mejores resultados que el de los hombres. En USA por ejemplo, la final de la copa mundial del fútbol de mujeres (2019) fue vista por más personas que la final de la copa mundial de fútbol de hombres (2018), pero aun así la brecha salarial es enorme. ¿Quién salió campeón de campeonato femenino? Estados Unidos por supuesto.
Pensemos en tu organización, ¿qué está transmitiendo a las mujeres que recién ingresan en la firma (y a las que aún no)? ¿Es el liderazgo una posibilidad igualitaria para hombres o mujeres? ¿O es una cuestión esencialmente masculina más allá del talento y la competencia? No debemos bajo ninguna circunstancia subestimar el impacto de la representación de la fuerza laboral en el liderazgo. La representación importa. No verte reflejado a ti mismo o a personas que comparten tu identidad (como sea que la definas) en cualquiera de los roles de liderazgo en la compañía puede causar desazón, frustración o desmotivación.
No sé si mi sobrina finalmente se convierta en una futbolista profesional, pero entusiasma saber que hoy existe una barrera cultural menos en las mujeres que quiera practicar este hermoso deporte. Y en definitiva, de esto se trata la igualdad de género.