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El día en el que calculé mi sobrecarga de tareas de cuidado

El día en el que calculé mi sobrecarga de tareas de cuidado
Equidad de género

Un día estaba compartiendo sobre mis desafíos y contexto familiar con una colega, quien me dijo: “¡uy, me imagino que tienes una carga mental altísima!”.   

A nivel teórico, sí, sabía que tenía mucha carga mental, pues literalmente estaba asumiendo muchas tareas y responsabilidades de cuidado. La verdad que sí, un montón”le respondí. Pero mientras respondía, me daba cuenta de que, en realidad, aún no estaba siendo plenamente consciente de ello.   

Entonces un día decidí que, aun sintiéndome casi desbordada por la sobrecarga de tareas y responsabilidades, haría un listado de todas las tareas y responsabilidades que estaban siendo necesarias, tanto económicas, como de tiempo, apoyo emocional, toma de decisiones, desarrollo de capacidades, y muchas más. Y pues como “soy muy yo”, lo hice detallando incluso el nivel de frecuencia y esfuerzo que requería cada tarea, marcando al frente quien estaba asumiendo la responsabilidad de dichas tareas. Y si bien ya era consciente de que la repartición no estaba siendo equitativa en la familia, la cuestión estaba mucho más desbalanceada de lo que me imaginaba. Había también un listado de tareas sin hacer, porque claramente yo no llegaba, y a su vez, era solo yo quien las tenía en la cabeza.  Y obviamente, sintiendo la famosa culpa de no poder llegar con todo.   

Luego, para seguir sumando trabajo, me di a la tarea de visibilizar y poner en común con mi familia todo el estado de situación, y como me venía sintiendo con ello. Para los varones, obvio fue una sorpresa, toda una novedad, “hasta que Shirley no hizo la lista y nos la mostró, no me había dado cuenta”.  Y aún cuando para mí no fuera una sorpresa su sorpresa, no se puede no sentir la injusticia y la desigualdad que sostenemos las mujeres en cuanto a las tareas cuidado, tengamos o no tengamos hijos/as. Es eso, sostener para que no se caiga, sostener porque alguien tiene que hacerlo, aun cuando no sea la única persona a quien le corresponda hacerlo. Y quiero resaltar aquí el “tengamos o no tengamos hijos”, porque la discusión respecto a las tareas de cuidados gira mayoritariamente alrededor de las mujeres madres y sus hijos, y es mucho más amplia que esto.  

Si todas las tareas de cuidado fueran remuneradas, representarían el 17% del PBI, evidenciando el enorme valor económico del trabajo doméstico y de cuidados no remunerado, que recae desproporcionadamente sobre las mujeres. De hecho, las mujeres dedican el triple de tiempo a estas actividades en comparación con los hombres. Esta desigualdad es aún más notoria en el cuidado de personas con discapacidad, donde el 83% de las cuidadoras familiares son mujeres, en su mayoría madres. (Fuente: CEPAL, 2023; Plena Inclusión, 2023). 

Algunos aprendizajes personales que te quiero compartir de esta experiencia: 

  • Por más que sea una tarea más, y no nos corresponda hacerlo, visibilizar esa carga mental y de tareas, es el primer paso. 
  • Identifica claramente los costos que estás asumiendo y las renuncias que estás haciendo al asumir una carga de cuidado inequitativa. A veces puede ser necesario hacerlo por un tiempo, pero es importante saber salir a tiempo para que otras áreas importantes de tu vida no se vean seriamente afectadas.  
  • Recuerda que para que otra persona pueda ocupar un lugar, o tomar una tarea, necesitas primero dejar de ocuparlo o hacerlo. Por más que se planee un proceso de transición, aceptar que puede haber caos es clave. Especialmente si es algo nuevo o relativamente nuevo para la otra persona.  
  • Confiar, no hay dudas de que queremos cuidar a quienes queremos. Pero confiar en que si se suman las manos y las cabezas que deben sumarse, el proceso puede que tome tiempo, pero va a encontrar un nuevo equilibrio. 

A las empresas, les invito a verificar que sus políticas y beneficios asociados a la corresponsabilidad y el cuidado, sean pensados no solo para personas con hijos e hijas, sino también para personas con otras configuraciones familiares en las que haya personas que requieran cuidado, por ejemplo, adultos mayores, personas con discapacidad, etc. La conciliación entre la vida laboral y personal no es solo una necesidad de las personas con hijos e hijas, es una necesidad de todas las personas.  

A quienes lideran personas, les invito a practicar la empatía, suspender los juicios, brindar seguridad y acompañar. En muchos casos, nuestro trabajo es lo que nos da el sustento para cuidar, por lo que encontrar un equilibrio que permita mantener buenos niveles de desempeño es fundamental.    

¿Y tú? ¿Qué otros aprendizajes en torno a las tareas de cuidado quisieras compartir? 


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Shirley Saenz (ella/she)
Shirley Saenz (ella/she)

CEO - Cross-Cultural, Diversity, Equity and Inclusion Expert
Shirley es la Directora de Iceberg y Expert Panelist de los Global, Diversity, Equity & Inclusion Benchmarks (GDEIB). Cuenta con más de 12 años de experiencia en el mundo corporativo y en 10 países de América Latina. Certificada en liderazgo inclusivo, inteligencia cultural, y benchmarks globales de DEI. Shirley tiene un profundo conocimiento de la diversidad cultural de América Latina y experiencia suficiente facilitando conversaciones estratégicas en DEI con niveles directivos y de liderazgo.

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